Ayer podíamos leer en las redes sociales la noticia de una gloriosa reedición, con motivo del quinceavo aniversario del lanzamiento de un enorme álbum de debut.
¿Su protagonista? Un tipo que es arquitecto, músico con formación clásica, DJ y productor, brasileño natural de Sao Paulo… como una gran mayoría habrá adivinado, su nombre es Guilherme Boratto, más conocido internacionalmente como Gui Boratto. Y el álbum es aquel tremendo Chromophobia.
Personlamente, creo que a Boratto todavía no se le ha valorado en su justa medida. Aquel día 26 de febrero del año 2007 con la llegada de Chromophobia se confirmaba lo que unos EP´s editados con anterioridad estaban dejando claro. El productor de Sao Paulo estaba dejando un sello muy personal, creando un sonido que tenía unos matices muy particulares.
Como no podía ser de otra manera, en Kompakt Records vieron venir la progresión de Boratto y primero editaron un par de EP´s en K2, y Chromophobia ya se editó en Kompakt Records.
¿Qué hacía diferente a la música de Boratto? ¿Pero no era Minimal, de moda en aquellos días? La respuesta es afirmativa pero el que escribe siempre ha pensado que habían dos factores fundamentales, aparte de la innegable calidad de sus producciones. La primera era ese grandísimo y complicado balance emocional entre la euforia y la melancolía… esa una clave que le daba a sus producciones un barniz único. Claro que en ese aspecto Gui Boratto con ventaja. Es brasileño, es de un país que vive la música con un sentimiento que pocos otros pueden igualar, Boratto es un admirador de los clásicos como ha demostrado en alguna ocasión, por ejemplo cuando hizo la reconstrucción del Construção de Chico Buarque junto a L_cio para su sello D.O.C.
La segunda clave es la textura sónica. Haciendo un álbum eminentemente Minimal, el jugar con sonidos orgánicos y analógicos, incluso introducir guitarra y piano, creo que es suficiente para aclarar esta segunda clave.
Chromophobia es un grandísimo álbum de debut, un disco de larga duración sin un solo segundo de desperdicio ni de relleno, con trece temas que cualquiera de ellos podría haber sido un single con excelente acogida. Desde esa maravilla etérea construida con piano llamada Malá Strana a la emotiva Acróstico o Xilo, con esa línea de bajo tan peculiar, o ese himno repleto de toneladas de emoción y euforia durante ocho minutos y medio que lleva por título Beautiful Life.
Cualquier tema que se escoja para su escucha será una maravillosa experiencia hoy en día, y eso es algo que no muchos discos con quince años pueden decir.
La reedición llegará a cargo de Kompakt Records y Boratto ha estado preparando una mezcla en Dolby Atmos y una edición en vinilo.
